domingo, 6 de octubre de 2013

Vuelve el invierno.

Vuelve el invierno. Vuelven los jersey, las botas, los abrigos, las bufandas, los gorros y los guantes. Vuelve la necesidad de que te den abrazos a todas horas. El chocolate caliente. Y si es compartido, mejor. Vuelven las tardes de peli con manta y palomitas en el sillón de tu casa viendo la lluvia caer. Todas esas cosas que quieres hacer con otra persona. Todos esos planes que se quedaron pendientes. Ahora esperas realizarlos, porque ahora las cosas son diferentes. Todo pinta mucho mejor, y tus ganas e ilusiones están más altas que nunca. Ahora sí, tienes ganas de vivir, y tienes ganas de vivir junto a él.

Momentos.

Momentos. Instantes de la vida que pasan volando, apenas sin dejar rastro. Pero hay momentos, que no es que dejen rastro, es que dejan un enorme cráter en el camino para quedar bien marcados. Son momentos que no te dejan indiferente como lo hacen los demás. Momentos que te hacen reflexionar acerca de lo corta que es la vida, de las pocas ocasiones que tienes de ser feliz, y que te ayudan a entender que la vida es dura, y que no siempre podrás tener lo que quieres. No siempre podrás ver a quien quieres todos los días, no siempre será todo fácil. No vivimos en un mundo de cuento de hadas, esto es mundo real. Con gente real y problemas reales. Y en este mundo los días son o muy largos o muy cortos dependiendo de con quien los pases y lo que de verdad importará será el mismo instante en el que te encuentras. Puedes patalear, puedes decir que la vida es injusta. Pero nunca podrás decir que no tuviste oportunidades para que las cosas salieran bien. Porque la vida, da segundas oportunidades.